La cocina es el punto de encuentro por excelencia en el hogar. Desde siempre, las personas se han reunido a su calor para desconectar de la rutina cotidiana y mientras elaboran o disfrutan de un plato, comparten sus pensamientos, inquietudes y experiencias.
Potenciar esta naturaleza exige abrirla al resto de estancias, eliminar obstáculos que la aíslen y vincularla a la estructura de la vivienda como lo que realmente es: su corazón.
El mobiliario desempeña un rol fundamental en este sentido. Las formas puras y frentes lisos aportan sencillez. Los recursos para integrar electrodomésticos y soluciones de almacenaje aportan discreción. Los acabados, suaves y agradables, aportan una belleza que se percibe no solo a través de la vista, sino también del tacto.
En conjunto, los muebles contribuyen a transformar un simple espacio en un ambiente confortable e interactivo, logrando que la cocina recupere su lugar de privilegio en la casa.
La luz, un ingrediente indispensable en la cocina
El mobiliario contribuye a convertir la luz en un ingrediente indispensable para trabajar y disfrutar con comodidad en la cocina.
Una acertada distribución de los muebles favorece su acceso y difusión por toda la estancia. Los acabados potencian o matizan su influencia, generando contrastes, espacios luminosos o ambientes más cálidos y recogidos. Las soluciones integradas de iluminación, discretas y prácticas, facilitan las tareas y actúan como luz de apoyo.
La iluminación LED, integrada en el piso inferior de los muebles altos, ofrece una luz continua, homogénea y sin deslumbramientos. El perfil LED exclusivo de Santos, incorpora tomas de corriente y un canal para accesorios.
Además, resulta totalmente personalizable mediante paneles decorativos, dotando de mayor uniformidad cromática al conjunto.
Facilidad de acceso
Otro aspecto muy importante es la facilidad de acceso. Lo almacenado en cajones sobre guías de extracción total, con capacidades de carga hasta setenta kilos, se ubica en la zona más ergonómica para el usuario. Contienen, por su parte, los elementos a los que tenemos que recurrir con mayor frecuencia.
En la dirección altura, explotamos las limitaciones a través de un cajón zócalo con capacidad propia de un gavetero. Con esta solución podemos disponer de hasta cuatro niveles de almacenamiento en cada módulo con el mejor acceso posible. Toda la altura y profundidad utilizable debajo de la encimera se transforma en volumen altamente accesible.
Incluso debajo del módulo portafregadero se puede contar con una gaveta de altura suficiente —a partir de veinticuatro centímetros— para guardar ollas o paquetes con alimentos.